No deseo ser realista, pretendo escribir música pero con palabras, porque los recuerdos suceden con música. Tengo trucos en el bolsillo y cosas bajo la manga, pero no quisiera ser un prestidigitador común. Pese a todo, no he podido determinar, si quiero mostrarles la verdad con la apariencia de la ilusión, o por el contrario, la ilusión con la apariencia de la verdad.....las palabras me preceden, me sobrepasan. Tengo que tener cuidado: sino las cosas se dirán sin que yo las haya dicho. Así como un tapiz está hecho de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir solo uno....mi enredo surge porque una historia está hecha de miles de historias....



sábado, 30 de julio de 2011

Invocación del sueño VIII

"A la mujercita más estúpidamente hermosa".

Yo la soñaba hermosa. Desanudando los nudos de mi ombligo, mirándome, hablándome con la voz bien nasal, mientras me hundía los dedos en el pecho.
Yo la soñaba con la mirada picara, con los ojos como almendras, mirándome trepada en mi cadera, mordisqueándome la oreja.
Yo la soñaba, jugando al equilibrio, conmigo, hasta que finalmente, tropezábamos, y caíamos, y rodábamos en una sucesión de aplastes y desaplastes.
Yo la soñaba con ganas, la soñaba cuando me dejaba hacerlo. Me era difícil convencerla. Le insistía todas las noches.
-Déjeme soñarla, déjeme. Prometo que sólo la sueño un poco, mañana tengo que levantarme temprano, y si la sueño mucho, me retumban las z en la cabeza hasta el mediodía- Le insistía.
Yo la soñaba vestida, pero de a poco le desdibujaba los vestidos, les descosía los breteles, le cortaba las remeras, le arrancaba las medias, le desarmaba la bombachita.
Yo la soñaba hablando, pero de a poco, la callaba, le invadía el espacio entre la oreja y el pecho, y me imaginaba que su cuello era una glorieta.
Yo me tiraba en la cama, y la soñaba. Hermosa, estúpidamente hermosa. Yo la soñaba tan hermosa, que me daba miedito verla, no confiaba que podía soñar tan real.

Invocación del sueño VII

Alicia estaba triste. El minuto era una sucesión de segundos. Le pesaban demasiado las comisuras de los labios como para intentar sonreir. Seria. Permanecía seria.

-Pasa que no tengo a quien soñarle- decía, casi haciendo puchero.

Invocaciòn del sueño VI

Yo sueño con despertarme un día y ver algunos de mis sueños realizados. Poder vivir escribiendo, riendo, cantando. Poder tocar la guitarra hasta que se me gasten las yemas. Acostarme tarde después de haber compartido un vaso de whisky con alguien. Fumar y que no se me llene la garganta de moco. Alcanzar la gloria. La mundana, la que se hace humo. Ver la luna en Madrid, y el sol en Paris. Caminar como un alegre borrachin por Palermo, y despertarme sin resaca. Cantar y que una dama, hermosa, me aplauda, y nos creamos su aplauso, ella y yo.

Yo sueño con todo eso, pero no quiero que se me cumplan todos, tengo la sensación que eso más que sueño debe ser una pesadilla. ¿Cómo haría para acostarme cada noche con la seguridad de que no voy a soñar en nada ni nadie? ¿Puedo inventarme sueños nuevos a medida que pase el tiempo?

Invocación del sueño V

Estamos en una litera, en un tren camino a Galicia. Ante nuestra sopresa, el tren del primer mundo tenía mucho que desearle a un buen tren de nuestro país y mucho de parecido a un tren común.

El viaje había empezado mal. Apenas subimos, me di cuenta que había perdido el bocata que había comprado antes de subir. Y el olor a bocata de tortilla de Seba, se mezcla con el vaho entumecido del vagón.

Habíamos pasado la mayor parte del tiempo que nos fue posible en el vagón buffet, oyendo la conversación de una mesa muy particular. Una cubana, un español, un músico de una orquesta de Galicia que estaba en nuestra litera, y una mujer con su hijo. Los cuatro bebían cerveza, con decisión. La cubana, desafiaba con llevarse a su litera a cualquiera, el español trataba de seducir a la mujer, mientras le compraba gaseosa al hijo, y el músico se reía, y entre pausa y pausa lo miraba a Sebastián y le pedía que cuidará el bajo que había dejado en su litera.

La llegada del guarda, marcó el cierre del comedor, y nos tuvimos que ir a la litera.

Somos cinco personas, en un espacio de dos metros y monedas de largo, por dos de ancho y dos y medio de alto.

A mi me tocó la litera del medio, en la de abajo esta Sebastián. A mi costado hay un viejo, al lado de Sebastián esta el mùsico y arriba del viejo, alguien más.

Puteo para adentro porque no tengo almohada. Mis pies dan contra la ventana, que esta helada. Debe hacer cero grados o incluso menos. Tengo el bolso de mano al lado mio. El olor a mono de la litera es importante. Lamentablemente, creo que me tengo que hacer cargo de una parte, aunque el viejo que tengo al lado, creo que es el que más aporta.

El último pensamiento que tengo antes de dormir es “qué feo tener una pesadilla acá”.

Caigo dormido. Comienzo a soñar. Loco, y raro, como siempre, sin sentido. Sueño con mi madre, con mi perro, con mi guitarra. Finalmente sueño que estoy tirado en un sofa, muy cómodo. Cerca, dando vueltas, hay un condor. Mi hermana esta revoloteando por ahí, y de pasada me advierte del condor, y se va. El condor se empieza a acercar a mis pies. Estoy demasiado cómodo para moverme, pero se sigue acercando. Cuando sueño que esta peligrosamente cerca, intento pegarle una patada. No puedo mover el pie, sigo intentando, no puedo. El condor casi esta sobre mis pies, y yo sigo intentando pegarle una patada, pero mi pie esta inmóvil. Me concentro y finalmente puedo moverlo.

Desgraciadamente, me concentró demasiado y la patada la tiro, no en el sueño sino en la vida real. Tal es así, que le doy una patada a la escalerita de chapa que se usa para subir hasta la litera de arriba de todo.

El golpe es seco y doloroso, me estoy mordiendo el labio para no gritar. Para no gritar lo estupido que soy, obviamente.

Se despiertan todos. Sebastián prende la luz, el viejo pregunta que paso, el músico dice que se debe haber caido algo. Se quedan unos instantes mirando el piso, y para todos lados. Cuando se convencen que todo esta en orden vuelven a apagar la luz.

Me quedo en silencio, tratando de contener el llanto que me provoca el dolor del golpe. Siento el dedo gordo del pie latiendo.

Finalmente me logro dormir.

Cuando me despierto me miro el dedo. De tan fuerte que fue el golpe, se me levanto parte de la piel y esta en carne viva. Todavía me late. Todavía hoy, puedo ver la pequeña cicatriz que me dejo ese golpe.

En el primer momento que puedo, le cuento a Sebastián. Todavía hoy, nos reímos de esa anécdota. Aun no hace falta cambiarle nada. El sanguche sigue perdiendose, el olor a mono de la litera sigue siendo olor a mono, el condor sigue siendo un condor y el golpe, sigue siendo un golpe.

Es raro, a veces lo que uno no puede hacer en los sueños, lo termina haciendo en la vida real.

Invocación del sueño IV

La pesadilla más absurda y más aterradora que recuerdo de niño, es realmente muy rara.
Lo único que recuerdo es ser perseguido por una aspiradora que se manejaba sóla en la habitación de mis padres, la cual estaba vacía. Trataba de gritar pero no me salía. Lo único que podía hacer era hablar en un tono común.
Me desperte asustadísimo. Me la pase toda la mañana agarrado a la pierna de mi mamá.

Invocaciòn del sueño III

Duerme, duerme negrito, que tu mama esta en el campo, negrito, duerme, duerme negrito…..duermete. ¡Si! Duerme, duermete. Duermete o te cagaremos a palazos en la cabeza. ¡Duerme! ¡Es una orden!
¡Duerme o vendrá el diablo blanco y te comerá la patita!
Duermete que el hombre de la bolsa anda con ganas de pegar un negrito….duermete, duermete, y soña lo que quieras.


Invocación del sueño II

estoy cansado me pesan los párpados se me mueve la arena de los ojos digo debo tener arena no hay otra forma de que los ojos me puedan arder tanto sino me retumban los oidos tengo la voz grave definitivamente estoy que me sueño encima

miércoles, 27 de julio de 2011

Invocación del sueño I

Sueño poco. O al menos, recuerdo poco. Es feo. Se supone que uno sueña siempre, aunque no lo recuerde. Este punto, no puedo afirmarlo ni refutarlo.

Sólo sé que, a veces, sueño en las siestas. En las noches comunes, las de lunes a viernes, no. ¿Será qué sueño despierto? Digo, cuando camino, o cuando escucho a alguien que habla, sordido, humedecido en pena, triste. Cuando apago el cerebro, mientras se suceden las imágenes aburridas. Me imagino, me sueño en otro lado, me sueño a punto de. Sueño para adelante, sueño en lo que pasará, o lo que podría o debería; pero también sueño para atrás, en lo que pasó, en lo que pudo y en lo que no pasó. Desato los nuditos que me llevaron ahí y los dejo tiesos, lisitos, sin rulitos. A veces, porque otras veces, los anudo, más y más, y nudo sobre nudo, me río, pensando en quien los desatará.

Ha de ser aburrido vivir sin un sueño. Despertarse sabiendo que todo siempre va a ser igual, sin importar lo bueno o malo que sea.

Vivir completamente de acuerdo con todo. Sin querer cambiar nada. Sin la ilusión, ni el impulso de darle un pincelazo al mundo.

Al fin y al cabo, cuando uno duerme y no sueña, esta ensayando su propia muerte.

Así ha de ser estar muerto. Debe ser dormir sin soñar, nada, ni un sueñito ni nada.

¿Será que uno muere cuando pierde la capacidad de soñar?

domingo, 24 de julio de 2011

Pa´ soñar.

Sueña despierta y sueña dormida
Que quien no sueña maltrata su suerte
Que quien no sueña ensaya su muerte
Que quien no sueña malgasta la vida

Ponte orgullosa y ríe altiva
No te arrepientas de un mal sueño
Que quien sueña, vive sin tener dueño
Levanta los hombros, ve y camina

Me perderé en tu noche sin mapa
Caminare junto al río que baja
Seré tu trino, tu manto, tu capa

Comeré tu pie sin dejar migaja
Cortaré el silencio que te tapa
A nadie le daré ni una ventaja

Un pasito de poesìa

No te despiertes mojada en silencio

No te sorprendas viviendo sin sueños
No ames ni sonrías para tener dueño
No te pienses volando siempre con alas
No te rindas, sin hambre, sin gracia
No camines siempre con mapas
No necesites siempre suelos firmes
No te asustes de la noche y el desvelo
No te acobijes en camas tristes
Ni te despiertes donde no quisiste
No mires por encima de tu hombro
No mires al suelo sin razones
No compres notas para regalar canciones
Y no desafines ni afines sin pasión

Si vives así, tal vez no te consiga,
Pero viviré con el deseo, viviré.


viernes, 15 de julio de 2011

Intentaremos cambiar el mundo....pero nos conformaremos con mucho menos....nos conformaremos con que el mundo no nos cambie.

domingo, 10 de julio de 2011

Milagro.

Milagro es descubrir detrás de esa seriedad tierna,
Una ráfaga de sonrisas suaves que se hamacan en tu cara.
Milagro es no caer en la trampa de mirarte despacio,
Deshaciendo cada pedacito de tu ser de mujer serena.
Milagro es no quedar mudo de palabras valientes,
De pelearte cada encuentro de luces latentes.

Milagro es nombrarte y desafiar al tiempo de armas,
Milagro es la fuerza que empuja y lleva tu aliento.
Milagro es mirar al viento y relampaguear en tu cielo.
Milagro, es descubrir; lo lindo, lindo, de tu nombre.
...yo buscaba una mujer que no le tuviera miedo al viento. Porque cuando hay algo lindo, también hay viento. Más allá del dolor, de los placeres, de caminar juntitos de la mano, de besarse como quien toca un acorde consonante, de husmear en la lluvia, de separar las ramas, de clasificar los diarios en viejos y viejísimos.



La que no este dispuesta a soportar el viento, no esta dispuesta a conmoverse, ni a caminar en puntas de pies sobre un piso de madera, con el temor de la sorpresa, ni a descubrir que la luna brilla pesadamente pálida junto al mar, en silencio.



Hay que bancarse el viento. Hay que tener ganas de abanicar y dejarse abanicar. Hay que soportar sentirse una hoja de un árbol, sabiendo que cuando veamos las raíces, estamos sueltos, estamos muertos...

Observación de la dinámica.

¿Si todo es un montaje? De la misma forma que una fotografía es la perpetuidad de un instante, y puede armarse y desarmarse; quién me asegura que lo que veo de esta ciudad sucede por destino y no por la digitación de unos funcionarios de turismo. Tal vez, las mujeres que me cruzo sean pagadas para embellecer el paisaje....

Elogio a la dinámica.


Estoy paradito en la puerta de Aixa. Como buen estudiante, esperando por mis clases de canto. Hace frío y es noche de invierno. Estoy esperando que termine la clase anterior para poder entrar, por lo que se que puedo estar un par de minutos en la puerta.
Abro el libro que llevo, me inclino sobre mis pies; parado, a la luz de los faroles de la calle. Esta parte de Palermo, es casi tranquila, la traza de las calles es totalmente despareja y asimétrica, casi como un pequeño Parque Chas, y los edificios son grises y antiguos.
Cuando abre la puerta, me descubre, muy elegante, leyendo un libro, parado, y con la luz de la calle sobre la cabeza.
Mientras se ríe, sorprendida por la imagen, me dice:
-¡¿Qué haces ahí?!
Me doy vuelta y le devuelvo una sonrisa, me doy cuenta de la imagen de la que estaba formando parte, y digo rápido, sin pensar:
-¿Viste que imagen romántica? Le estoy haciendo propaganda a mi país. Imaginate que justo me ve un turista. ¡Qué buena impresión se llevaría de Buenos Aires! Diría que los argentinos son adictos a los libros y leen hasta en la calle, a la luz de un farol.
Poco importante que estaba leyendo. De hecho la imagen sería igual de romántica si fuese el Mein Kampf de Hitler. Uno nunca sabe cuando puede terminar siendo la tapa de Times.
Varias horas atrás, había estado escuchando a alguien que había vuelto de un viaje por el exterior. Y me aburrió con las constantes comparaciones con Argentina.
La imagen que uno se lleva de los lugares que visita, constituye una realidad subjetiva. Sin importar que tan buen observador sea uno. Y en un punto esa imagen vale, y mucho. Muchas veces es lo que te dispara un montón de pensamientos y sensaciones.
Pero, por otro lado, me molesta el absolutismo, la generalización y la extrapolación.
En la universidad, un profesor nos decía que el temario de su materia contempla cerca de trescientos temas, y él sólo tomaba tres. Si el alumno no conocía un tema, él podía extrapolar que no sabia cien, por lo tanto, no estaba en condiciones de aprobar la materia. Y mi cabeza disparó insultos que desconocía hasta ese momento,
Podría caminar por las callecitas de Buenos Aires, con el aire pegándome en la cara, sin darme cuenta de la historia que transpiran los edificios. De las ires y venires, de la angustia que ahoga un vaso a media carga, del corte de leche del café de cada confitería, del llanto mudo del acróbata de circo de cada esquina, de la cara ácida de las mujeres en el subte, balanceándose en cada curva.
Podría ver el teatro Colón, sin ver los cartoneros revolviendo la basura. Apretarme los billetes en el bolsillo cuando una mujer se me acerca a pedirme una moneda, con su cara triste. Respirar en la misma bolsa de pegamento de los chicos de Retiro. Ver el Frente de la Esma, sin tener idea que sucedió dentro.
O resbalar hacia abajo por Corrientes, y sorprenderme con el obelisco. Confundirme el Congreso con un museo de cera.
Y aun así, podría no saber nada, del descontento de los artistas que no tienen lugar para expresarse, o de los oficinistas que se entristecen frente a un monitor, de los hombres infieles que se meten en los prostíbulos, de las mujeres, solitariamente acompañadas, que se mudan a Palermo, de la rabia de los taxistas en un paso a nivel, de la melancolía del jubilado que se sienta en una plaza de Flores, deseando que el diablo le ofrezca un pacto para volver a ser joven, y no caminar el mismo camino.
No me animaría decir que nos conocemos. Aunque si, que a veces, nos intuimos mutuamente.
Las ciudades la hacen y deshacen sus habitantes, y la cambian constantemente. Una ciudad es un elogio al dinamismo. Cuando estamos de paso, sólo eso, estamos de paso. Nos llevamos lo que queremos, lo que podemos, lo que nos dejan, ni más ni menos.

Guiski.

Una foto es la mínima fracción de tiempo que existe. Es la posibilidad de perpetuar la belleza. La belleza que puede caber en la cabeza del alfiler, minúscula e impalpable.
Quien saca una foto, tiene una posibilidad, el tiempo es una canilla que gotea. Y en un abrir y cerrar del diafragma, la inmortalidad.
Y sin embargo, nos tapamos la cara con las manitos, temerosos y vergonzosos. Le tapamos el lente al momento. O, tal vez, nos subimos las medias en las fotos carnet.
En la inocencia del niño que le pedía a la estatua que sonría, o quién se tentaba de hacerle cosquillas al granadero, o le pedía a un pajarito inmovilidad. Ahí, hay belleza, porque ellos entienden la gracia.Hasta la idiotez es fotogénica. Pero siempre, existirá un tonto que pedirá que se borre una foto. Incapaz de sostener lo hecho, avergonzado.
Otros, nos pasaremos buscando repetir ese instante. O buscaremos los lugares donde sucedieron las fotos que vimos. Y, tal vez, descubramos, que todo fue habilidad del fotógrafo.
A partir de ahora, faltaremos el respeto de quien no soporte la perpetuidad del instante. Quien no sea capaz de salir en una foto….sonreí pelotudo, no ves que te estoy sacando una foto….





jueves, 7 de julio de 2011

Efi ciencia

"Al que tiene se le dará y tendrá más
y hasta le sobrará; pero al que no tiene,
hasta lo poco que tiene se le quitará".
Mateo 13.12
Yo voy a decirles que es lo que nos hizo así. ¡La eficiencia!

Un día hubo un idiota, que miró, que analizó la cadena de valor de las cosas.
Vean:
La vaca da leche. Los tamberos tienen vacas, las empresas lácteas le compran la leche a los tamberos. Las empresas lácteas la reparten a los puntos de venta.
Los tamberos, tienen chacareros, que ordeñan a las vacas.
Las empresas contratan camioneros para ir a buscar la leche. Y a su vez, tienen una gran planta donde procesan la leche, con mano de obra directa, indirecta, y personal de staff. Ingenieros, contadores, vendedores, compradores y administrativos. Para llevar la leche procesada a los mercados, contratan a otros camioneros.
Los mercados tienen a sus dueños, trabajando, recibiendo la leche, pero a su vez, tienen empleados para ayudarles.
Todos, viven felices, todos ganan la plata necesaria. Todos tienen su casa, y en algunos casos su autito. Pueden sostener una familia. Algunos están acomodados y otros se acomodan a los golpes.
Porque el mundo está organizado así. Todos ganan. Los que no estudiaron, son chacareros, o empleados del mercado, o incluso camioneros. Todos ganan bien o correctamente. Tal vez para que puedan volver al otro día al trabajo. Los que pudieron estudiar están un poco mejor acomodados.
El dueño del tambo, gana bien, lo mismo que él del mercado y arriba de todos, el dueño de la empresa que vive muy bien.
Un día, se juntan un grupo de usureros, piensan y ejecutan: concentremos todas las ventas en un gran local y paguemos a los proveedores a largo plazo. Así se inaugura un supermercado. Los analistas, analizan y dicen: vendamos la leche un 1% más barato para atraer compras, al fin y al cabo, aumentaremos el volumen y el resultado será el mismo
El dueño del mercado debe bajarle un 1,5% para poder competir. Esa baja, lo hace un tanto más por ciento mas pobre, lo mismo que a sus empleados.
El supermercado, quiere maximizar sus ganancias, se sienta con una gran empresa de logística y la contrata, a un 5% más barata que al camionero. El camionero, no puede competir, cobra al día y más caro.
Sigue analizando y le pide a la empresa láctea, debido al gran volumen de compra, realizar una productividad en sus precios, del 5%, pagando a 120 días.
La empresa láctea, ahorcada, acepta. Necesita de los bancos para poder financiar los 120 días de diferido del pago. Y termina entregando un tanto por ciento de lo que factura a fin de poder cobrar a menor plazo, es decir vende sus cheques; a bancos, financieras o en el mercado negro.
El dueño de la empresa láctea, ya no está tan contento, porque lo que le pide a un analista, eficiencia y eficacia en sus procesos, que mejore sus costos.
La empresa láctea contrata a la empresa logística, y le pide a los tamberos que le baje un 6% el precio de la leche. A su vez, le baja el sueldo a sus empleados, a todos, la mano de obra directa, la indirecta, ingenieros, contadores, compradores, etc…
Para aumentar su eficiencia, contrata a una consultora, que le indica generar un directorio con representantes de cada área.
Este directorio arma un presupuesto anual con resultados y objetivos.
Al aumentar su estructura y tener que pagar la consultora, necesita más eficiencia en sus costos, para empezar aumenta su precio a los mercados más chicos.
El dueño del mercado, debe bajar sus márgenes para poder soportar la suba del precio. O podría aumentar el precio final de la leche, pero eso bajaría su volumen de venta. El resultado es parecido, por lo tanto, el dueño gana menos y los empleados también.
El director de compras de la empresa láctea, quiere cambiar el mercedes, por lo tanto, va a visitar al tambero y le pide que baje otro tanto el precio de leche. Y al día siguiente es felicitado por todo el directorio.
El tambero baja el precio de la leche, por lo tanto gana menos, él y el chacarero.
El supermercado sube el precio de la leche, dado que los mercados venden la leche bastante más cara que ellos. Aumentando sus márgenes. Esa misma plata la utiliza para financiar otras empresas generando nuevas entradas.
El sindicato de camioneros, se queja, porque ya no puede comprar leche, por lo tanto pide un aumento. La empresa de logística le sube los sueldos y aumentan el costo del traslado de la leche.
El supermercado y el mercado suben un poco el precio de leche para poder mantener el margen.
A su vez, el nuevo director de finanzas del supermercado quiere tener un bono de 8 sueldos, por lo que le exige al director de compras que compre la leche más barata. Por lo tanto, le pide a su analista que le diga cuanto sale traer la leche desde Uruguay.
La empresa láctea, le baja el precio, dado que traer la leche desde Uruguay es más barata.
A su vez, el dueño de la empresa láctea, va al gobierno para hacer lobby y decir que como puede ser que la leche traída desde Uruguay salga más barata.
El gobierno crea una sección de la aduana para investigar el caso, y para fondearlo decide aumentar los impuestos. Impuestos que deben pagar todos, pero sólo el supermercado puede trasladarlo a su costo, el resto lo absorbe de su propio margen.
El gobierno decide subir los derechos de importación de la leche. Como en Uruguay también hay otro supermercado que pide productividades en sus precios, las empresas lácteas bajan sus precios y termina otra vez, saliendo lo mismo.
Los contadores hacen cuentas…y ya no les alcanza para mucho la plata. Los más ambiciosos, empiezan a tratar de trepar los más alto en la empresa láctea, para acceder a puestos gerenciales y ganar bonos de 3 sueldos.
Los otros, se desmotivan. Y para hacer el trabajo que hacia un contador, ahora se necesitan dos. El director del área ajusta su presupuesto, y logra por el antiguo sueldo de un contador, tener dos.
El Director de Recursos Humanos piensa: “Excelente, justo ahora que se modernizo la producción y se necesita menos mano de obra directa, podemos equilibrar tomando mano de obra profesional”.
Así funciona esta parte del mundo, como un juego de ajedrez entre Dios y el Diablo, sostenido por palitos, emparchado por todos lados, como un espiral de Arquímedes anudada a nuestro cuello. Así la eficiencia nos va haciendo cada vez más desgraciados. A todos los que somos el fiambre del sanguche*.
No tengo certezas, pero Mafalda se debe haber pegado un corchazo una tarde triste de domingo… ¿o se juntará con Susanita para hablar de cuanto le subió la cuota del colegio privado? Podría ser, al fin y al cabo, todos tenemos derecho a aburguesarnos.
En cambio, habrá otros que la idea de tener una casa con pileta, un auto, la camioneta, una esposa con las tetas pagadas por la obra social, ya no les cierra, ya no les alcanza.
Desconfiemos, cuando nos hablen de eficiencia, desconfiemos. Cuando se aprieta un sanguche*, el fiambre tiende a salirse**.
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 *Sándwich argentinizado.
**Cuando estaba en la escuela secundaria, cambio la concesión del comedor, y el sanguche* paso de 1 peso a 50 centavos. Claro, el nuevo tenía unas fetas de salame delgadísimas, casi como para que uno se sintiera un caníbal.

domingo, 3 de julio de 2011

Inauguración del miedo XII - ¿Cuánto te pagan por izar la bandera?

¿CUÁNTO TE PAGAN POR IZAR LA BANDERA?


Carlos Solari.

Somos el miedo de los gobiernos que mienten en nombre de la verdad. El miedo del poder militar, económico y jurídico que impide la comunicación humana de pueblo a pueblo.

Somos el miedo de la soberanía de los piratas del mundo que mutilan el estado de ánimo e impiden las emociones reveladoras.

Somos el miedo del poder de los déspotas que reside en mecanismos impersonales. El miedo de las estructuras burocráticas que desalientan las conductas exploratorias. El miedo de las grandes fortunas que se robaron de los derechos naturales. El miedo de los centros de poder que amenazan con la destrucción total. El de esos varones sensatos y "prácticos" que desean dejar su huella en la historia y creen solamente en lo que pueden forzar y controlar. Somos el miedo de quienes nos adiestran a ser corteses cuando alguna institución nos pisotea. El miedo de quienes temen a los cambios pues su status depende de la rutina y del tiempo de otras personas. El miedo de las tecnologías caprichosas que nos obligan a valorarlas adoptando siempre sus supuestos básicos.

Somos el viejísimo miedo agazapado en todos los rincones del Imperio y estamos encantados ¡encantados!

Inauguración del miedo XI

Te venden un seguro de vida, aterrorizándote de lo que puede pasarle a tus hijos si morís.

Te venden un seguro de pensión, aterrorizándote de lo que puede pasarte en el futuro si no ahorras.

Te venden un seguro de reembolso contra el cajero, aterrorizándote de lo que puede pasarte al sacar plata de un cajero.

Te venden un servicio de seguridad, poniéndote un garita con un gordo que se la va a pasar entre dormitando y mirando lo que hacen los vecinos de la cuadra. Y el mismo miedo de lo que pueda pasarle a tu casa si no aportas, lo que te lleva a pagar.

Te venden un celular, para que te puedas conectar todo el día con todos, porque puedas avisar si te paso algo.

Te venden una casa en un barrio privado para estar a salvo, con un muro alto, tres guardias en la puerta y una laguna artificial.

Para ser un buen vendedor, hay que tener rasgos psicópatas. Ellos están entrenados para venderte, pese a todo, tienen un manual de respuestas. Ellos te venden, te venden con el miedo, con el tuyo.

Inauguración del miedo X

¿Que seríamos sin el miedo?

Las mujeres no acelerarían el paso en un callejón oscuro, los niños se portarían bien, cruzaríamos sin mirar la 9 de Julio, las películas de terror serían cómicas, Sthepen King escribiría cuentos para niños o sería un alcohólico que da clases en una escuela secundaria.

Las madres dormirían tranquilas los sábados a la noche, Marilyn Manson sería un pelotudo que canta canciones horribles (aún más que hoy en día) o un simple cuatro-ojos que se masturba mirando las cenizas de su abuela. La industria farmacéutica haría millones vendiendo pastillas para curar ataques de valentía, lo mismo que centenares de psicólogos y psiquíatras.

Las casas no tendrían rejas. Las alarmas serían inútiles, los perros serían sólo mascotas. No habría barrios privados, y las empresas de seguridad serían financieras. Los autos pasearían con las ventanillas bajas.

Para robar, los ladrones deberían matar o herir al no poder intimidar sus asaltados. Los patovicas de las discotecas andarían armados.

Los hombres se declararían a las mujeres. Las mujeres perderían la virginidad antes y dejarían a sus maridos golpeadores ante el primer puño en alto.

Los que tienen un trabajo que los entristece, lo dejarían.

Gracias a Dios, tenemos el miedo y tal vez exista para darle un poco de equilibrio a este mundo.

¿Qué seríamos sin el miedo? El mundo sería insoportable. Por suerte, aún se me retuerce el estomago al hablarle a una mujercita bella y pretendo que siga siendo así.