Lo importante es perder la calma en el momento exacto. Si esperamos demasiado la babosa se va y si nos apuramos, la babosa aùn no llego.
Las babosas van a su ritmo, y este es único para cada babosa, sin importar que hablemos de babosas tercas, grises, azules, esponjosas, profundas, trabajosas, mezquinas, límpidas, adornadas, simples, o embusteras.
El ritmo de la babosa se aprende del espasmo gutural del pasto y debe seguir con el dedo índice de la mano más hábil.
Se debe adoptar la siguiente posición:
Las nalgas adormecidas.
La sonrisa amplia.
La espalda curvada.
Y una de las orejas debe estar tocando el hombro.
Una vez adoptada la posición, se debe comenzar a viborear el dedo índice siguiendo el ritmo indicado. Comenzar con leves amagues para chequear la reacción de la babosa y cuando se sienta plena confianza y deseo, realizar el movimiento de pinzas y ¡ZAS! Cazar a la babosa.
No deseo ser realista, pretendo escribir música pero con palabras, porque los recuerdos suceden con música. Tengo trucos en el bolsillo y cosas bajo la manga, pero no quisiera ser un prestidigitador común. Pese a todo, no he podido determinar, si quiero mostrarles la verdad con la apariencia de la ilusión, o por el contrario, la ilusión con la apariencia de la verdad.....las palabras me preceden, me sobrepasan. Tengo que tener cuidado: sino las cosas se dirán sin que yo las haya dicho. Así como un tapiz está hecho de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir solo uno....mi enredo surge porque una historia está hecha de miles de historias....
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