"Todo en el universo, son matemáticas" Pitágoras.
Las matemáticas sirven para todo. Hay matemática en los
pasos de los trenes, en las sinfonías conclusas de Mozart, en los razonamientos
de Nash, en los caminos de los mayas, en las pirámides de Egipto, en las
negociaciones burdas de empresarios panzones que dividen el planeta, en las
cavilaciones de los economistas. En el comercio, en la astronomía, en la
mecánica cuántica, en la física más elemental, en las ingenierías.
Cada hombrecito que necesite del razonamiento lógico,
recurre a las matemáticas, de forma conciente o inconsciente. Cualquiera que
relaciones números, figuras, variables, constantes, símbolos. Desde los
Elementos de Euclides a la teoría de la Relatividad. Los miserables, los ricos,
los jamaiquinos, los religiosos, los músicos, los conquistadores. Todo se puede
analizar mediante las matemáticas.
¿Se podrá concluir en algo, sin destrozarse en la inmensidad
de una sinapsis? Mientras los países se subastan, mientras se negocian el
silencio y la palabra, mientras se trafican drogas, se mata el hambre y el
sueño, el único camino convergente del ser humano se basa en la búsqueda de la
felicidad. Algunos, viven de la búsqueda del poder. Los humanos, los más
chiquitos, casi humanitos, vivimos de buscar la felicidad en cada paso. ¿Qué
pasaría si intentara reducir la felicidad a una ecuación matemática? ¿Cuántas
variables tendría? ¿Cómo analizaría cada una de ellas? El método científico nos
enseña a ir modificando el valor de cada una en forma alternativa, dejando el
resto fija.
Pero claro, por cual empezaría:
La paz interior
Un trabajo digno
El amor
La capacidad de crear
El éxito en los negocios
Hijos
Familia
Las borracheras, sucesivas y amistosas
Una esposa tetona
Un miembro cabezón y largo
Habilidad sexual
Seducción a cada paso
La paciencia
El dinero
El auto lujoso
La delicia de una mujer meciéndose en mi ombligo
La risa La capacidad de hacer reír
Pues no lo sé, ni tampoco estoy seguro si tienen ver con la
felicidad. Todas estas, otras que no puedo nombrar, y algunas otras que simplemente
están ligadas a sensaciones, forman parte de esa ecuación, compleja y simple.
Pues claro, si combino estos puntos que pude listar, podría
generar un diagrama. Si la felicidad se definiese por dos variables, podría
trazar dos ejes y trazar una línea, definiendo dos zonas: felicidad y no
felicidad, y los puntos sobre la línea, definirían la frontera del estado de
felicidad. Si fuese tres, claro, el mismo caso, un diagrama tridimensional. Con
zonas de felicidad pura, felicidad a medias, y no felicidad. Podría seguir
agregando todas las variables, pero debería analizarlas analíticamente, sin
ningún tipo de gráfico de soporte. Así es la búsqueda de la felicidad, se puede
medir en simples ecuaciones de dos variables o en complejas y retorcidas, de n
variables, elevadas al cuadrado, dividiendo, exponenciales, logarítmicas. Sin
lugar a dudas, deduzco que la función felicidad es dinámica. Las variables se
reagrupan, segundo a segundo, experiencia tras experiencia. Para algunos, por
momentos, tendrá sólo dos variables que dibujadas en una diagrama de dos ejes,
tendrá forma de concha o pito. Para otros, será tanto compleja que no bastará
con figuras espaciales donde halle estados de felicidad dependientes de tres
variables sino que deberá extenderse más allá de las 3 dimensiones y configurar
diagramas inimaginables.
Pues claro, así vivimos, tratando de agregar una y otra
variable a esa función, en lugar de tratar de que sea una ecuación simple, de
dos o tres variables. Pues entonces, mi conclusión es que para ser felices,
¡hay que simplificar! Hay que llevar nuestra función, a la mínima cantidad de
variables. Pues así se mueve el mundo que avanza, así se manejan los negocios
sustentables: Se debe llevar el conjunto de variables a un número manejable de
variables, a fin de focalizar la acción sobre la que vale la pena.
Intuyo, que hacerte cargo de
una de las variables de mi función felicidad sería la cobardía más dependiente
de mi vida….
La felicidad debe tener que ver con el equilibrio, supongo.
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