La manera más simple para llegar al corazón de una dama, es abrirle el pecho en dos con una sierra.
En caso de no contar con una sierra, se puede hacer uso de otros elementos.
Una buena herramienta es un papel, con algo dulce escrito, recuerde que el azúcar es anticoagulante, lo que le permitirá una mejor maniobra del elemento en cuestión. No subestime el poder de las golosinas, recuerde lo anteriormente mencionado acerca del azúcar, y tenga en cuenta la cercanía del estomago con el corazón, y sus vinculaciones; Panza llena: corazón contento.
Si usted se cree poderoso de lengua, puede probar con una poesía. Lamentablemente, para que resulte, debería sentir que el suyo quiere salírsele por el pecho, y al no poder (no sea pelotudo, el corazón no puede salírsele por el pecho, por más fuerte que lata) le sale por la boca. Aproveche el diástole para recitar las palabras, y sístole para respirar. Es importante que siga respirando, de nada sirve llegar al corazón de una dama, si usted no va a seguir viviendo.
¿Se le anima a una canción? ¡Pues cante! ¿Desafina? Bueno, píenselo. Si cantar es rezar dos veces, sea un buen cristiano. Ojo, debe ser preciso en el canto. Relájese y piense que la canción lo va envolviendo y llevando, de a poco al corazón de la dama. Si usted es bueno, pues se empieza a hacer chiquito, tan chiquito que puede penetrarle por los poros, o los lagrimales, o el oído, y ahí tiene que empezar a buscar. Recuerde que en promedio una canción dura 3 minutos, por lo tanto, puede que no le alcance con una sola. El cuerpo humano no tiene demasiados carteles por adentro, mi mejor consejo es que siga alguna arteria, teniendo en cuenta que debe ir a contracorriente de la sangre. Así que ya lo sabe, para llegar al corazón, hay que ir a contracorriente de la sangre.
¿Y la madre naturaleza? Bueno, una flor suma, pero no determina. Utilícela como ayuda, pero no pretenda demasiado.
Recuerde, usted tiene manos: ¡uselas! No hace falta que le diga que las tetas están muy cerca del corazón. Pues bien, toque, bese, acaricie. Marque territorio, apoye, clave bandera, recorra, pase el límite, vuelva para atrás, descubra, sorpréndase, peque. El pecado es salud.
¡Improvise! Utilice la técnica de la hoja en blanco. Póngase frente a la dama y piense en ella como si fuese una hoja o un lienzo en blanco, ¿qué tiene ganas de poner en esa hoja? Pues haga. La pasión se manifiesta haciendo. Si usted no hace, otro hace por usted. Pero no sea literal, no se quiere decir con esto, que usted necesariamente deba tomar un lápiz o pincel y pintar a la dama. En caso de optar por eso, inténtelo, con seguridad, mandese, no dude, puede dar resultado positivo.
Sonría. Una sonrisa da lugar a otra sonrisa. No espere llegar, ni cerca del corazón, si usted no puede arrancar una sonrisa.
Riase, contagie la risa, provoque risa. Hágala reír tan fuerte que tenga que abrir la boca, enorme. Que pueda divisar la campanilla y sus arreglos molares. Cuando la boca alcance el tamaño adecuado, pegue un salto e introdúzcase. Ate una cuerda a la muela de juicio y baje con ella, de a poco, por el esófago. De ahí vaya preguntando, que esta muy cerca de llegar al corazón.
Si todo esto no funciona, pues abrase el pecho usted, arránquese el corazón, tírelo a los pies de la dama. Nunca lo pierda de vista, dado que en caso de resultado negativo, sería bueno que usted siguiese contando con un corazón. Esto es muy recomendable, la sensación de alivio, incluso ante un mal resultado, es muy placentera.
Lo aconsejable es saber de antemano que va a hacer usted, una vez que llegue al corazón. Si piensa en robarlo, recuerde que las damas, gracias a Dios, no viven demasiado tiempo sin corazón. Y si no fuese así, que aburrido sería…..
1 comentario:
si todo esto da resultado, "para vivir un gran amor" de Vinicius de Moraes seria indefectiblemente el capitulo dos del recetario (pd: si ud no quiere comprometerse, cambie de señorita y vuelva a aplicar capitulo 1)
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