Al mirar por la ventana se ve un poco el mundo. De igual forma por un balcón francés, cuyo nombre debiera parecernos un chiste.
Subjetividad, Alicia; solo ojos aburridos verían lo mismo una y otra vez. Abrí los ojos, como se abren los frascos; con fuerza o incluso forzándolos. Golpeate la córnea contra el borde de una mesa, o hace fuerza contra tus párpados envolviendo un repasador en tu mano.
Subjetividad, Alicia; solo ojos aburridos verían lo mismo una y otra vez. Abrí los ojos, como se abren los frascos; con fuerza o incluso forzándolos. Golpeate la córnea contra el borde de una mesa, o hace fuerza contra tus párpados envolviendo un repasador en tu mano.
La belleza es una manifestación de subjetividad,
Alicia. Las ramas de los árboles que tapan el cielo, te bellacean los ojos. Nos
bellacean a los dos. Ve belleza. Bebe belleza. Forza al mundo, agarralo del
asa. Achina los ojos neutros, y miralo a lo oriental. Meditación
transcendental. Mirar más allá del discurso, transponerse de tal forma que las
palabras no funcionen como un obstáculo, o una restricción para el pensamiento.
No es lo mismo un balcón que una ventana. Y un
balcón francés termina siendo una ventana hasta el piso. Un disfraz (lindo, muy
lindo), para los que nos empobrecimos mirando las estrellas, porque lo bello es
como el crimen, no paga.
Una ventana es para mirar al mundo. Un balcón es
para invadirlo, ser parte sin compromiso. Y un balcón francés es la mentira que
nos atormenta. Porque tenemos el remedio, pero nos quedamos leyendo el
prospecto, debatiéndonos entre el asome y la invasión.
Alicia se asoma a la ventana; porque asomarnos por
la ventana es lo que le da sentido a la misma. Una ventana es inútil sin nadie
que se asome. No hay ningún riesgo en asomarse por una ventana. ¿O no?
2 comentarios:
Acabo de averiguar ahora que existe el balcón francés a medias entre ventana y balcón... nunca me había parado a pensar que hubiera tipologías de balcones. Hay que asomarse como Alicia, creo yo... hay que atreverse a invadir...
Me gustó mirar desde mi balcón la historia de Alicia, me gustó la cadencia, el deslizarse de las palabras en el relato, o el desliz no sé...
"nos bellacean a los dos"... ¡Que lo parió al trapecista! :)
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