Acaso
si habrán de pasarme cosas terribles, sospecho que será culpa de la
ignorancia. Aunque esa sospecha es por la simple deducción de lo acontecido
hasta hoy.
He
intentado en vano comprender la realidad. He intentado convencerme que esta
podía atarse a un plan único e ineludible, de tal forma que siguiendo tal o
cual receta, se llegaba a un resultado esperado. Ignorando que la realidad es
como un ajedrez donde uno apenas conoce los movimientos permitidos, e incluso es posible realizar movimientos por fuera del reglamento con
la posibilidad de no ser descubierto, y aún siendo descubierto, es posible que
se lo permitan.
Supongo
que hay cosas que ignoro por corto tiempo y otras que nunca descubriré que ignoraba.
Incluso debe haber alguna que conozco de forma equivocada. Pero ya no les tengo
miedo, es simple, he comprendido algo; lo que debía comprender para despegarme
de ese miedo.
He
comprendido parte del mundo, tal vez migajas o algún fragmento más considerable.
Funciona de esa forma; fracciones mínimas a las cuales uno no presta atención
hasta que se manifiestan en algo ineludible. Los huracanes nacen en pequeños
vientos, el otoño nace en un puñado de hojas que se secan y la primavera rompe
la represión de los colores marrones con un diminuto brillo de flor
amarillenta, y otras veces verde.
Ignorarlo
no es grave por el hecho en sí, es grave y preocupante porque significa no
prestar atención al mundo y sorprenderse con la total consumación. Sorprenderse
por hechos comunes, lugares conocidos, actitudes esperadas.
Me preocuparía perder la sorpresa, pero me
sugiero que no ha de pasarme a mí. No por ser poseedor de un don especial. No
he descubierto dones especiales o naturales, al contrario, los he trabajado
incluso a costa de que me mantengan sobre una línea delgada que me impide
definirme como tal o como cual.
Aún
procuro sorprenderme con los glaciares que se derriten en los vasos, con los
brillitos que sueltan algunos libros, con los juegos que producen los puntos y
las comas, tener miedo (porque alguien debe tener miedo en Buenos Aires),
adivinar lo que escondemos. Porque procuro que un día no seremos cajones
cerrados con llaves diminutas, ni intentaremos comer flores secas.
Lo
procuro con unas ansías casi pornográficas.
¿Usted
se hace o es? Las respuestas suelen ser más calificativas que las preguntas. Pretendo
que se me califique por mis preguntas. Responder, responde cualquiera, incluso
los ignorantes.
2 comentarios:
No sé por qué, leyendo tu precioso texto, me ha venido a la cabeza la película "La verdad oculta" y la escena en que Gwyneth Platrow lee el cuadernillo de su padre (Anthony Hopkins) que cree haber resuelto un problema matemático superimportante. Él está ya muy enfermo e incapacitado mentalmente pero las frases, aparentemente sin sentido, son de una gran belleza. Es una escena preciosa que me has recordado. Es posible que no tenga nada que ver con lo que cuentas, pero así ha sido.
Un abrazo.
Qué despelote de puntas que ha tirado!!! No recojo el guante, porque sería acusado de fetichista. (perdón por el chiste malo)
Algunas cosas mejor no contestar. Las respuestas pisan brotes y está buenísimos así, como preguntas.
Gracias trapecista.
Publicar un comentario