Pues que al final, para ser un idealista, hay que mantener una idea en el tiempo. Sin importa que tan buena sea. Eso es romanticismo. Yo, soy un romántico. Yo me mantengo, yo aguanto. Si elegí, por algo será. ¿Qué no se que tan bueno sea? pues no me importa. Yo confio en mis fibras, en el impulso íntimo. ¿Qué soy una caja de sorpresas hasta para el más mismísimo yo mismo? Bueno, no me importa. Yo no distingo la terquedad de la necedad ni de la insistencia. Si quieren que no me tropiece con la misma piedra, córranla del camino.
El beneficio de la orilla es para el que reme, y yo remo. No me canso de remarla, nada de ver para donde me lleva la corriente.
Yo digo, que tanto ni tanto, el ron con coca, me parece una idea buenìsima, más aún si le agrego un poco de limón y hielo. Y yo, lo pienso seguir tomando así, guste a quien le guste, se llame como se llame, ¿cuba libre? Las bolas: Ron con coca, hielo y toque de limón.
El beneficio de la orilla es para el que reme, y yo remo. No me canso de remarla, nada de ver para donde me lleva la corriente.
Yo digo, que tanto ni tanto, el ron con coca, me parece una idea buenìsima, más aún si le agrego un poco de limón y hielo. Y yo, lo pienso seguir tomando así, guste a quien le guste, se llame como se llame, ¿cuba libre? Las bolas: Ron con coca, hielo y toque de limón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario