En la mañana se me da por pensar en las liniecitas que se te dibujan en la frente cuando se te frunce el ceño, cuando pensas en cosas raras, contradictorias. Es raro. Me da ganas de pensar que te hace fruncir el ceño. Me siento un poco extraño, un poco como que pienso en demasia. Me da ganas de respirar con los pulmones, cuando pienso en como te revolcas en la cama cuando suena el despertador. Casi como para sentirme un vivo más, un tipo que tiene responsabilidades. Me hace sentir un sujeto que puede pensar cosas objetivas. Y yo te he visto, revolcarte en la cama cuando suena el despertador, y quejarse como quien se queja cuando a mitad de una baño se acaba el agua caliente. Pero lo soporte, con alegria, incluso.
Te quiero, devorar de a poco, poniendo atención en cada mordida. Pero dandome cuenta que te puedo lastimar, entonces quiero aprender a poner la presión justa. Justa en dos sentidos: para no generar marcas y para que te guste. Porque a todos nos gusta que nos muerdan un poco, el tema es quien te muerde. Yo quiero que te guste que te muerda.
En general, me cuesta especificar como me gustan las mujeres, pero cuando estas ahí, digo si: me gustan asi: pequeñitas, casi como para bolsillearlas, me gusta que seas tan petisa como para meterte en un bolsillo. Sos maleable, y eso esta buenisimo. Sobretodo cuando digo: hoy si!. Mi único problema es que siento que te aplasto, a veces.
Me gusta ver en tus ojos, dos almendras, pero dandome cuenta que es una licencia poetica, ¡obvio! Los ojos son ojos, las almendras son almendras, los ojos no se comen, aunque un guiso de tus ojos, podría ser una plato de un restaurante caro, de esos que estan en Palermo, que te sirven en eso platos cuadrados.
Boluda, me di cuenta: me volves cuerdo. Esa es la explicación, me transformas en un cuerdo de mierda. Te deseo, pero odio, perpetuamente, que me pongas en esta contradicción de creerme un loco-que-dice-cosas-locas y a la vez, un cuerdo; de mierda......
Te quiero, devorar de a poco, poniendo atención en cada mordida. Pero dandome cuenta que te puedo lastimar, entonces quiero aprender a poner la presión justa. Justa en dos sentidos: para no generar marcas y para que te guste. Porque a todos nos gusta que nos muerdan un poco, el tema es quien te muerde. Yo quiero que te guste que te muerda.
En general, me cuesta especificar como me gustan las mujeres, pero cuando estas ahí, digo si: me gustan asi: pequeñitas, casi como para bolsillearlas, me gusta que seas tan petisa como para meterte en un bolsillo. Sos maleable, y eso esta buenisimo. Sobretodo cuando digo: hoy si!. Mi único problema es que siento que te aplasto, a veces.
Me gusta ver en tus ojos, dos almendras, pero dandome cuenta que es una licencia poetica, ¡obvio! Los ojos son ojos, las almendras son almendras, los ojos no se comen, aunque un guiso de tus ojos, podría ser una plato de un restaurante caro, de esos que estan en Palermo, que te sirven en eso platos cuadrados.
Boluda, me di cuenta: me volves cuerdo. Esa es la explicación, me transformas en un cuerdo de mierda. Te deseo, pero odio, perpetuamente, que me pongas en esta contradicción de creerme un loco-que-dice-cosas-locas y a la vez, un cuerdo; de mierda......
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