La teoría del valor-trabajo, considera que el valor de una cosa, depende del trabajo que lleve incorporado.
Y pienso, cuanto trabajo me costaron algunos besos, cuanta paciencia servida en gotas, cuanto remar sin ver la orilla, sin saber si era para el norte o para el sur.
Remar, a veces tiene algo raro, en muchos casos hay que ponerse de espaldas hacia el lugar donde se avanza. Hay que confiar en uno mismo.
Cuanto trabajo me costo descubrir las espaldas alunadas, las babosas, las gotas lentas de transpiración, descubrirme como un cuerdo de mierda, las instrucciones de los sabanas cortas, simplificar o simplemente darme cuenta.
¡Cuánto trabajo me costo descubrir las almendras en los ojos de una señorita pequeñita! ¡Y arriesgarme al tsunami! ¡Y aprender a llegar al corazón de una damita! ¡Y perder la cordura, celebrándolo!
Yo sólo le declare la guerra a la industria farmaceutica, y a la burocracia mental, sin pedirle ayuda a nadie.
Nadie pone en cuenta, cuanto trabajo me cuesta, hacer equilibrio en este cordón, ¡nadie! Y si hubiese una lata para depositar monedas, estaría vacia. Pero, pese a todo, yo estoy seguro, que cuando vea a alguien haciendo equilibrio en otro cordón, le voy a tirar a los pies, el billete más alto que tenga en el bolsillo.
Señores, no cualquiera le da valor a las cosas inútiles. Ya nadie le da valor a lo inútilmente bello.
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