No tengo soluciones, solo
miento que las encuentro, o que las tengo guardadas en un cajón junto a otras
cosas.
No recuerdo exactamente qué
puse en el cajón. Sé que eran cosas que quería conservar, guardar.
¿Cómo era ese cajón? Sé que era de
madera, tenía dos alas pero no volaba. También sé que en algún lado está, lo
que no sé es dónde.
Yo tenía un cajón donde
guardaba cosas que quería guardar, no cosas que quería, sino cosas que pensaba
que debía guardar, entonces agarré esas cosas y las puse en un cajón. En un
cajón de madera, con alas y cerraduras.
No recuerdo exactamente qué
puse en el cajón, no presté atención, para qué, total; si quería saber qué
había puesto en el cajón, tenía que buscarlo y mirar lo que había dentro.
Yo tenía cosas que quería
conservar, cosas hermosas o no, pero que debía guardar, entonces las puse en un
cajón, para tenerlas todas juntas y no perderlas, o en el peor de los casos
perderlas a todas.
Yo tenía un cajón de madera,
con alas, cerraduras y barnizado, cuyo valor para mí era insignificante, por lo
tanto no le prestaba atención, lo dejaba en cualquier lado. Lo que me importaba
era lo que estaba dentro.
¿Dónde está el cajón? Ese cajón
de madera, con alas, cerraduras, barnizado que tenía con la tapa hundida. No lo
sé.
¿Dónde está el cajón? Ese cajón
de madera, con alas, cerraduras, barnizado, con la tapa hundida y uno de los
costados rasgados.
¿Dónde está el cajón? Ese cajón
de madera, con alas, cerraduras, barnizado, con la tapa hundida y uno de los
costados rasgados, que era difícil de abrir, cuyo valor para mí era
despreciable porque lo que me importaba a mí era lo que había dentro.
Debería haber guardado el cajón
donde sabía que lo podría encontrar, o mucho mejor, no guardar esas cosas
dentro del cajón, sino guardarlas en otro lado, pero guardarlas todas juntas
para no perderlas, almacenarlas en el mismo sitio, un sitio, como por ejemplo:
un cajón.