No deseo ser realista, pretendo escribir música pero con palabras, porque los recuerdos suceden con música. Tengo trucos en el bolsillo y cosas bajo la manga, pero no quisiera ser un prestidigitador común. Pese a todo, no he podido determinar, si quiero mostrarles la verdad con la apariencia de la ilusión, o por el contrario, la ilusión con la apariencia de la verdad.....las palabras me preceden, me sobrepasan. Tengo que tener cuidado: sino las cosas se dirán sin que yo las haya dicho. Así como un tapiz está hecho de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir solo uno....mi enredo surge porque una historia está hecha de miles de historias....



miércoles, 22 de mayo de 2013

Cajón.


No tengo soluciones, solo miento que las encuentro, o que las tengo guardadas en un cajón junto a otras cosas.
No recuerdo exactamente qué puse en el cajón. Sé que eran cosas que quería conservar, guardar.
¿Cómo era ese cajón? Sé que era de madera, tenía dos alas pero no volaba. También sé que en algún lado está, lo que no sé es dónde.
Yo tenía un cajón donde guardaba cosas que quería guardar, no cosas que quería, sino cosas que pensaba que debía guardar, entonces agarré esas cosas y las puse en un cajón. En un cajón de madera, con alas y cerraduras.
No recuerdo exactamente qué puse en el cajón, no presté atención, para qué, total; si quería saber qué había puesto en el cajón, tenía que buscarlo y mirar lo que había dentro.
Yo tenía cosas que quería conservar, cosas hermosas o no, pero que debía guardar, entonces las puse en un cajón, para tenerlas todas juntas y no perderlas, o en el peor de los casos perderlas a todas.
Yo tenía un cajón de madera, con alas, cerraduras y barnizado, cuyo valor para mí era insignificante, por lo tanto no le prestaba atención, lo dejaba en cualquier lado. Lo que me importaba era lo que estaba dentro.
¿Dónde está el cajón? Ese cajón de madera, con alas, cerraduras, barnizado que tenía con la tapa hundida. No lo sé.
¿Dónde está el cajón? Ese cajón de madera, con alas, cerraduras, barnizado, con la tapa hundida y uno de los costados rasgados.
¿Dónde está el cajón? Ese cajón de madera, con alas, cerraduras, barnizado, con la tapa hundida y uno de los costados rasgados, que era difícil de abrir, cuyo valor para mí era despreciable porque lo que me importaba a mí era lo que había dentro.
Debería haber guardado el cajón donde sabía que lo podría encontrar, o mucho mejor, no guardar esas cosas dentro del cajón, sino guardarlas en otro lado, pero guardarlas todas juntas para no perderlas, almacenarlas en el mismo sitio, un sitio, como por ejemplo: un cajón.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Alejarosas


Tuve el hábito de poseer,
tuve un fuego, un elixir, 
un alma caída y una muerte
un sueño, el azar y la suerte.
Un amor, una ciudad, 
un inventario de rosas
un tormento de cosas
el saber sin habilidad.
Nunca abandoné, 
porque no supe poseer;
el abandono, el desinterés,
la causa perdida, 
las serpientes,
Fui sombra de una sombra
comí sin dientes, 
el sol burló mi frente
Fui sombra de una sombra,
dentro de un espacio oscuro
Un elogio al silencio.
Un camino sin rumbo.
Porque no poseí con las manos
no me llené los bolsillos con nada
no supe repartir cuando sobraba
ni guardar para mañana.
Poseí, habité el momento,
pero con falsa esperanza
de creer en lo que crece
en la ausencia del karma.
Poseí el tiempo, 
como se posee algo 
que se agota
y no se renueva
que muere y se descompone
que tiembla y olvida.
¿Quién no rompió el tallo, 
de una rosa rebelde,
y la guardó,
la alejó sin sutileza,
de su lugar,
de su presente,
y descubrió que la muerte
es eso; 
alejar rosas?