- En realidad me gustaría obtener el amor de una cierta señorita. Pero no creo que valga un alma. Es de estatura escasa.
- Puedo darte ese amor y también riquezas y honores, para completar la diferencia. - Tengo una idea mejor - grito Mandeb - !Concédame ese amor! A cambio yo cometeré cuatro iniquidades, que tal vez alcancen para condenarme. Discutieron largo rato. Satanás acepto sin entusiasmo el pequeño pacto, que firmo con tinta corriente. Las cuatro iniquidades fueron establecidas por escrito y eran estas:
- Un latrocinio. Mandeb lo resolvió robándose las bolas de billar de una mesa del salón Odeon.
- Una blasfemia.
- Una traición. No fue sencillo cambiar de panadería, pero había que cumplir.
- La cuarta iniquidad fue identificada por el propósito mismo del pacto. Hacerse amar por alguien y no dar el alma a cambio es, por cierto, una canallada.
A fuerza de generosidades y arrepentimientos, Mandeb fue emparejando el peso de sus pecados, hasta quedar en condiciones de salvarse del infierno, ajustadamente.
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