No deseo ser realista, pretendo escribir música pero con palabras, porque los recuerdos suceden con música. Tengo trucos en el bolsillo y cosas bajo la manga, pero no quisiera ser un prestidigitador común. Pese a todo, no he podido determinar, si quiero mostrarles la verdad con la apariencia de la ilusión, o por el contrario, la ilusión con la apariencia de la verdad.....las palabras me preceden, me sobrepasan. Tengo que tener cuidado: sino las cosas se dirán sin que yo las haya dicho. Así como un tapiz está hecho de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir solo uno....mi enredo surge porque una historia está hecha de miles de historias....



miércoles, 13 de septiembre de 2017

Satori

La flor es flor
sin recordar su semilla
ni la mano que la sembró
No piensa 
el momento que se abrió
Desconoce que el tiempo marchita
Cansa las hojas
Gasta el color.

*

Cerrar la mano en la arena
y conservar
aquello
como un tesoro
para comprender
que un grano de arena,
no hace playa
que ninguna playa 
es un montón de arena
que todas las cosas
están hechas 
de otras cosas
más pequeñas
cosas
que no podemos perder
tan pequeñas
que la mano puede apretar
pero no puede deshacerlas.


**

Entonces
eso
lo más bello
lo más iluminado
lo más
lo único que importa
lo que no se deshace
el grano de arena que se conserva
la flor que nace
el instante
en que no existe
más que el mismo instante
de las cosas pequeñas
hechas de cosas más pequeñas


###

Recuerda siempre aquello; 
eso de lo suelto al viento 
y si no regresa;
no reclamar pertenencia.
Piensa en otra cosa, entonces;
en las hojas de agua
del arroyo que baja
en las luces que dibujan
las lámparas de noche
en el sol acobardándose
sobre la línea del horizonte.
Piensa, porque es justo,
es justo que lo hagas
en este momento
en el que todo te pertenece
y te pertenece
porque no lo has soltado.
Ni las luces, 
ni las hojas de agua
ni el arroyo
ni la luz
ni la noche.
No has soltado nada.
Ni siquiera tu cobardía,
para perderte,
para ser parte 
de la línea del horizonte.

sábado, 18 de junio de 2016

Otoñó.

Sospecho que ha empezado
una suerte de segundo otoño
digo sospecho, y no; afirmo
porque desconozco demasiado
Fechas, meses, comienzos
Conozco, sin embargo, lo veo
la puerta llena de hojas secas
movidas, inquietas, apelmazadas
juntas, entremezcladas en la reja.

Sospecho que hace frío, 
porque las manos se me agrietan
pero también porque ellas se juntan
se montan una sobre la otra

Es un orden, es su orden.
Una sobre la otra, desacomodada
Sospecho que no ensucian,
por eso me niego a barrerlas
y en eso termina mi rebeldía
porque barró las hojas que entran a casa
que se meten por las puertas
porque adentro es desorden
pero allá, afuera, son bellas.

Otoñó, ya no puedo impedirlo.


martes, 31 de mayo de 2016

Palermo Brown.

En la esquina hay un viejo
marrón, 
marrón oscuro
que vende flores
sospecho que fue tan blanco como yo.

Yo todavía soy blanco
blanquísimo

Es el miedo, entonces;
Pensar que sobre mi cabeza
pende algo
pesado
tan pesado
que cuando caiga, me transforme

Y digo bien: me transforme.

Porque solo se transforma lo que contiene una contradicción.

Mañana o pasado
puede caer eso
y me volveré
marrón
marrón oscuro
y viejo
y viviré entre flores cortadas
bellas
pero que agonizan.

martes, 14 de julio de 2015

Asquito.

El dolor se atenúa, la sangre se seca, los cuernos se olvidan, el amor pasa, el odio se va, la ira se apaga, el hambre se sacia, la memoria se alimenta, las heridas cicatrizan y las cicatrices adornan, la ropa se lava, se lava y se lava hasta que se deshilacha. Los pelos se cortan, la risa se apaga, los bolsillos se llenan y luego se vacían y luego se vuelven a llenar. Las uñas crecen, las penas se ahogan, el rímel se corre, el pecho se hincha, el camino se marca, lo marcado es camino.
¿Pero el olvido? El olvido quién sabe. El olvido es inabarcable. El olvido no existe, porque cuando olvidaste, no recordás porque olvidaste ni tampoco qué olvidaste. Por definición, nadie sabe dónde se está lo perdido. Habitará lugares oscuros. O lugares luminosos que nadie mira. Lugares que producen miedo, o lugares que...

En cambio el asco no, el asco te persigue, el asco no se olvida de vos, nunca. Vos podés olvidar al asco, hacer alguna manganeta mental, algún mohín de neurona para que reirte un  poco, pero sabés qué va a volver. El asco siempre vuelve. Vos te podés olvidar del asco, pero el asco no se olvida de vos...

miércoles, 8 de abril de 2015

Línea.

“We were separated from the majority of men
by boundary but simply by another mode of vision”.
Demian (1919). Herman Hesse.
Cuando se traza una línea hay dos opciones:o se está de un lado o se está del otro. No es aconsejable mantenerse sobre ella. Las líneas suelen ser tan delgadas, que es muy difícil habitar allí. No importa que tan simple se pueda ser, uno siempre necesita espacios.
La historia que se relata es de un pueblo. No quisiera mencionar su nombre. ¿Acaso alguien pone atención a los nombres de los pueblos? Los inventarios suelen ser aburridos. Por otro lado, tal vez, no sea importante el pueblo, sino sus habitantes. Siempre he pensado, un pueblo son sus habitantes, porque son los que le dan su calor o su frío. ¿Qué sentido tendría un pueblo sin habitantes? Pues ninguno. Un pueblo, en sí, funciona como estructura, como apoyo de todo esa gente. Funciona, tal vez, como un espejo, aunque termina siendo más complejo.
¿Cuántos habitantes de un pueblo deben ser pobres, para qué un pueblo se consideré pobre? ¿Cuántos deben ser infames, para que se declare infame? ¿Cuántos deben ser bellos, para que se diga que es un pueblo de bellos? No he llegado a comprenderlo. Porque un pueblo es un conjunto de personas, pero por separado, cada persona no es un pedacito de pueblo.
No me animaría a decir, que veinte personas de un pueblo de cuarenta habitantes, sea la mitad del pueblo. He aprendido a desconfiar de las matemáticas, y me han maltratado tanto con aquello de que “sí yo me como dos pollos y vos uno, en promedio nos comimos un pollo cada uno” que detesto la estadística como se detesta pisar descalzo el meo del perro junto a la heladera  a las tres de la mañana.
¿Cuántas personas son un pueblo? Supongo que la solución es indeterminada. Estará allí el secreto, en la imposibilidad de definir cuantas personas son un pueblo. Tal vez  un pueblo sean todos y cada uno de sus habitantes. Sin omitir a ninguno, por más pequeño que sea.
El pueblo del relato había vivido entre diferencias. Constantes. Estas diferencias, no me son importantes. No para mencionarlas aquí, al menos. Para describirlas, simplemente voy a recurrir a una imagen, que espero resulte. ¿Han visto esos enchufes que tienen dos agujeritos redondos, como de 3 o 4 milímetros? Bien, ahora, ¿vieron los enchufes que tienen dos palas inclinadas, como queriendo formar un techito, y un poco más abajo otra patita cilíndrica en el medio? Sí, esas mismas, las que parecen la cara de un chino sorprendido. Intente meter el enchufe macho en el enchufe hembra. Pues así eran las diferencias. Sin que esta suerte de metáfora pobre tenga connotaciones sexuales.
Aceptemos entonces, que por la existencia de estas diferencias, el pueblo podía dividirse en dos. Me permito bautizarlos a fin de clarificar el relato. Por un lado estaban los Tan, y por otro lado los Muy. Por supuesto, también existía una tercera posición, que no era Tan ni Muy.
Se planteó separar al pueblo en dos. Los Tan de un lado y los Muy del otro. ¿Cómo se haría para mantener a los Tan de un lado y los Muy del otro? Luego de pensar, se llego a la conclusión que se debía construir un muro alto y ancho. Para lograr de esa manera que los Tan fueran Tan, sin una gota de Muy, y los Muy ni por asomo vean lo que es ser Tan.
¿Quién construiría el muro? La decisión fue simple: Ambos querían el muro, pero los Tan no estaban dispuestos a construirlo con ayuda de los Muy, y de ninguna manera podían rebajarse a construirlo ellos solos, mientras los Muy descansaban. De igual manera pensaron los Muy.
Fue así que, por no ser ni Tan ni Muy, los que no eran Tan ni Muy fueron los encargados de construir el muro que se extendía desde un precipicio hasta la ladera de una montaña. Trabajaron durante días. Tal fue el esfuerzo requerido, que algunos decidieron, finalmente, ser Muy o Tan, para no ser de los que no eran Tan ni Muy y tener que trabajar arduamente entre medio de los dos.
A poco de terminar el muro, los que no eran Tan ni Muy se miraron sin saber qué hacer, de qué lado ponerse. Se dieron cuenta, mientras el muro no estuviese terminado, ellos eran libres de pasearse de un lado al otro, sin mayores problemas. Podían jugar un partido de ajedrez con los Muy a la tarde, y por las noches tomar unas copas con los Tan. Pero en cuanto el muro estuviese terminado, eso no sería posible.
Así fue que decidieron encerrarse dentro del muro. Vivir dentro del muro. Por su propia incapacidad de definirse. O por miedo a ponerse de un lado y arrepentirse. O tal vez, haya habido alguno, que con férreas convicciones, prefirió el encierro antes de estar del lado de los Tan o de los Muy.
Y así vivieron, los que no eran Tan ni Muy, encerrados en ese muro que dividía a los Tan de los Muy. Vivieron en el medio, por el miedo de estar de un lado o del otro. Sucede que cuando uno no está de un lado o del otro, está en el medio, ¿Quién presta atención a los que están en el medio? Ellos no tienen nada, no son Tan ni Muy, porque el medio termina siendo un lugar pobre, carente de toda identidad. ¿Qué termina siendo un hombre sin identidad? Una persona incapaz de dar un saltito lo suficientemente largo como para pasar de un lado al otro.

Así funciona el mundo, obligándote a tomar posturas, para marearte, para no darte cuenta por momentos, si estás de un lado o del otro. Para poder decir, que estás de un lado por propia convicción, cuando tal vez, estas ahí porque nunca viste el otro lado. Para pegarte un etiqueta en la espalda, que la aceptes para no estar en el medio y que te miren raro. Para hacerte creer que sos Tan, pero tal vez no seas, ni tan Tan, ni muy Muy. 

lunes, 6 de abril de 2015

Ira.

"En tres partes se divide el alma humana:
en mente, en sabiduría y en ira".
Es frustrante no saber qué piensa una hormiga; las ves moviéndose, parecen solitarias, pero pronto te das cuenta que no, que se juntan, se reúnen y arman filas largas. Sospechás que están planeando algo porque tienen ocupaciones que parecen formar parte de un objetivo común.
Y entonces, sin darte cuenta, ponés un anzuelo y las esperas. Cuando se juntan las rocías con alcohol y les acercás un fosforito. Ellas se retuercen mientras vos imaginas cómo gritan las hormigas, y entonces sos Dios y por lo tanto enorme, grandísimo, mucho más de lo que sugiere la comparación.
En ese lapso no sos vos mismo sino un entramado visceral de circunstancias, de pulso alterado, menos consciente y definitivamente individual. Un alma dividida, no dispuesta a razonar en lo que se hace y lo que no.
Y todo es un fuego ciego que destruye lo pequeño, lo suave, lo dulce, lo común, lo que se construye. Un fuego que consume a las hormigas, pero no se detiene ahí.

El resumen es una confusión y el corolario un bolsa de explicaciones que disfrazan errores y decisiones con un fósforo en la mano

viernes, 20 de febrero de 2015

vos y yo

Me convenzo con un brillo,
con una mirada fuerte,
con una canción.
A veces canto.
A veces río.
Vos y yo somos parecidos,
la única diferencia
es que vos te rendiste.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Dos boludos.

Una calada furiosa al mata-tiempo y un recuerdo que va bailando entre foto y foto. Dos boludos con la torre Eiffel de fondo. ¿Qué más hacer? Jugar a agarrarla con los deditos, aprisionarla, como se aprisiona el tiempo, mientras se piensa que uno es feliz. Sonreir e ir al Moulin Rouge. Comer un omelette, parir en franchute, parlotear un je´t aime mientras comprás un Gauloises. Calada hondo, patriota rojo, azúl y blanco. Silbar la marsellesa en un baño triste de un hostel. Con las lágrimas pintadas de carnaval. Triste, porque estás lejos, porque luna de miel con habitación compartida no rima. ¿Te acordás  de la pelea en frente de la galería de Lafalette? Imposible, vos queriendo ir al barrio latino y ella deslumbrada por las lucecitas de esa parafernaria de luces y alambrados soldados. La Eiffel, inecesaria, sútil, trillada. La carita tuya de “bueno” para seguir el rebaño, para seguir lo que hay que hacer: París y comerte la torre. 
En el fondo, sentir a Edmundo Rivero que te canturrea una milonga pesada en la oreja. ¿Qué le vas a hablar de amor a ella? Ella, que se deslumbra con la Mona Lisa, que se idiotiza con el cabaret del Molino Rojo. Para vos, siempre fue otra cosa. Fue un látido furioso, un estallido de venas ardientes, a punto de encenderse fuego, un soplete soldando dos pedazos de hierro. El problema está ahí, mientras seguís repasando las fotos, las imágenes del pasado congelado. A la derecha; dos idiotas en las Salinas, saltando alto, saltando, despegados del piso, felices, como comiendo perdices. Si la base de la felicidad es comer perdices, ¿cómo serán felices las perdices? ¿Recurrirán al canibalismo? ¿A hincar el diente a la carne de su misma carne? ¿Cómo se hace feliz una perdiz solitaria? ¿Se desgarra con fuerza carne de sus patas? Dios no pensó respuestas para todo...

jueves, 13 de noviembre de 2014

Hay dos formas de ser infeliz; abriendo los ojos y manteniéndolos cerrados. 
Las dos funcionan de la misma forma. 

Defensa Nicolino.

Algo parecido debía pasar por la cabeza de Nicolino Locche poniendo la cara para recibir el golpe. Pero Nicolino sabía lo que venía, era una serpiente despierta. Hacía trampa, ponía la carita porque sabía cómo esquivar el golpe, le mostraba la jeta al otro, lo desafiaba, le mostraba el objetivo y después todo era una curva de músculos cambiando de lugar y posición. No lo iban a agarrar tan fácil, no. Se corcoveaba generando ira. La guardia baja no es para cualquiera, la defensa de Nicolino.

jueves, 25 de septiembre de 2014

Feliz cumple.

Me voy a buscar el auto. Camino por Guemes, llego a la esquina de Malabia y cruzo. Como la vereda está en reparación, la mitad está ocupada por unas vallas. Una parejita joven, van tambaleando. Ella habla fuerte y canta, él toma cervecita de una lata. Malditos modernosos. Calculo; tengo unos treinta metros para caminar por la calle y un auto viene de frente. Podría llegar hasta la vereda y tener que hacerles de cortejo, a lo mejor soportar que me pidan un cigarrillo y después fuego.
Decido, si voy por la calle y me tiro contra el cordón el del auto no tiene chances de dármela. Es la mejor opción para evadirlos. Pero…a mitad del camino la piba me mira…
-Señor, señor (y me hago cargo); una sonrisa, a ver una sonrisa.
Sonrió. (Soy fácil).
-Esa. ¡Qué linda sonrisa! - Me festeja ella que debe estar a mitad de camino de los treinta y yo soy, aún, más fácil. La evasión fracasa, me resigno y por las dudas pienso en qué bolsillo tengo cada cosa: billetera, plata (que no va dentro de la billetera, porque ésta sirve para guardar solo los documentos y otros relicarios como preservativos viejos, papelitos y tarjetitas).
-¿Hasta dónde va señor?
-Para allá- señalo hacia adelante.
-Nosotros también, podemos ir juntos. ¿Lo puedo agarrar del brazo? (Me agarra, y yo; fácil). ¿Le puedo cantar?
Ella no espera, me canta una canción rara. Rima bien, rima fuerte. Sigo sonriendo. El pibe atrás. Cada tanto pienso en qué bolsillo tengo cada cosa. Le pregunto de quién es la canción y me dice que es de ella y sigue cantando.
Llegamos a la esquina y la canción se interrumpe por el olor a paty grasoso para taxistas de la panchería de Armenia y Guemes.
-¡Qué olor a paty!
Ella me mira, ¿estará borracha, fumada o será siempre así? En esa esquina nuestros caminos de separan, yo me tengo que ir para el lado de Santa Fé y ellos para el lado de Charcas.
-Señor, gracias por escuchar mi canción. ¿Dónde vive usted? Porque yo vivo ahí nomás, ¿no seremos vecinos?
-Sí, acá nomás, sobre Scalabrini.
-Uh…se me desataron los cordones…
-Bueno, eso se arregla fácil, los atás y listo.
La miro. Me mira. No me voy agachar, pienso. No, no no. Pero sí, me agacho y le ato los cordones; porque lo importante es la historia, la anécdota. Por eso, y porque soy fácil.
-Gracias señor, gracias. ¿¡Dónde está Teddy!? – Teddy, el pibe, ya cruzó – Ahí está. Gracias señor, buenas noches…
Se va. Yo sigo mi camino.
Me rió. Me vuelvo a reir…
No quiero pensar…
¡¿Ustedes se dieron cuenta?!
La piba no me tuteó…y encima me dijo señor...muchas veces…muchas…demasiadas.
En fin, estás grande Estebitan, pero qué fácil Dios, qué fácil.

¡Aguante todo y feliz cumple Estebitan!

lunes, 11 de agosto de 2014

Pacientes.

          Sospecho que la vida está llena chistes, de simbolismos, de obstáculos absurdos. Te sientan en una sala llena de revistas, con olor a remedio y te juntan con otros tipos que se sienten como vos: mal. Como si alguien quisiera que aprendas a compartir, en ese momento en el que cada uno quiere hablar de sí mismo. ¿Será por eso qué se les dice “pacientes”? Como si fuese una burla. Paciente deriva del latín: patiens, sufrido. Es el que sufre, el que espera. La vida se nos pasa esperando que nos atiendan, que nos escuchen, que nos presten atención. La vida se nos pasa mientras el tiempo se nos monta encima, aprisionándonos...

jueves, 3 de julio de 2014

Pasado pisado.

De chico pensaba raro, pensaba que el mundo se detenía cuando no lo miraba, que se quedaba quieto, esperando, como una fotografía. ¿Había mundo antes de mí? ¿Había algo? ¿Algo que me importaría?Historia. El pasado es el lugar más infame, más cruel, porque nunca es posible volver. El pasado es, también, un animal peligroso. Uno se acerca sin saber, sin conocerlo, se deja acariciar, hasta te pasa la lengua por las manos, pero de pronto uno hace un movimiento raro, le revuelve el pelo, lo quiere cambiar lugar, jugar a hacerlo propio y te responde con los dientes en punta.

lunes, 16 de junio de 2014

Capriccio.

Adrenalina amigos; eso. Estrenar las venas nuevas, pulsionar lo nuevo. Darle un nombre a las acciones sin saber qué puede pasar. Decidir sobre el carretel, sin tener demasiado tiempo para nada. Pensar es un capricho posmoderno. Antes todo era impulso. Salir a la caza, conseguir el alimento, guiarse por las estrellas. El instinto, todo empezaba y terminaba allí, en lo gutural, en la pulsión interna, visceral. Todo era emoción, nada racional.

sábado, 7 de junio de 2014

Marimé.

   Un gitano en un descampado. El viento le despeina los cabellos. Se agarra los pelos con violencia, con vergüenza, para tapar los lugares pocos poblados. Lleva la camisita abierta, blanca con pintas grises, de solapas anchas. Abre los brazos. Mucho viento. Tiene dos atados de Melbourne, y un paquetito casi vacío de fósforos.
    Abre el paquetito y cuenta cuatro.


Ismael: Lumbre. ¿Quién tiene lumbre? Luz que rompe oscuridad. Tengo los pulmones limpios de tan poco fumar. Limpios; como mi sangre; pura; wuzho. No me mezclo, soy cepa pura. Sangre que es limpia, por única. (Intenta encender un fósforo, la combustión se inicia pero apenas pasa a la madera, el viento la vence).  Marimé. (Intenta encender otro fósforo, mismo caso). Siempre intentando, fallar y fallar y huir. Siempre huir. (Intenta con el tercero).  Gitano que no fuma; gitano marimé. Viento que despeina. (Intenta con el último y se rompe al medio). Madera insípida. Viento pulgoso, trae coplas de gauchos, de criollos; sangre sucia. ¿Qué querés? La palabra lo es todo, ¿qué querés? ¿Llevártelas? Entre gitanos la palabra es todo, lo escrito se vuela, no vale nada…nada…Porque está lo puro y lo que no. Está lo blanco y lo negro; y está bien. Porque está el fuego que quema y el agua que apaga. El sol y la luna. Lo que es, y lo que no.

martes, 29 de abril de 2014

Correr.

Correr, pero correr perdiéndose. Si en definitiva, te estás mitiendo un poquito, si no sabés qué va a pasar, primero un pie se despega del piso y se eleva la rodilla, doblándose para endererarze al volver al piso. Impulsarse para dejarla atrás y repetir. La receta suena fácil. Lo que debería sorprendernos es no pensar en ella, repetir los pasos sin pensar demasiado. No importa qué pie va adelante, no importa que pie queda atrás. Pero la cabeza, coctelera de ideas, va solita, uniendo los hilitos perdidos, las imágenes sueltas, espiando en las puertas mal cerradas para crear. Crear, mi amigo, destruir, abstenecerse de todo eso que te brinda lo objetivo para tamizarlo y convertirlo en algo nuevo. Estrenarlo entre neuronas usadas, como si fuese una ironía. Y lo importante; mover las piernitas, primero una y luego la otra, elogiándola la relatividad. Lo que queda atrás vuelve adelante, como un metáfora, como la vida misma, reacomodándose. 

viernes, 4 de abril de 2014

Hoja seca.

Esta hoja seca sobre el piso es un simulacro de otoño,
Hoja en blanco, detenida como hielo en ruta provincial
Hoja seca, maldita y esquiva. Hoja muerta simulando
La señora en camioneta no sospecha nada del otoño
Porque no puede ni quiere ver más allá de su nariz,
Pobre señora, pobre camioneta, pobres hojas muertas
Luchan sin fuerza, escriben sin lapiz, viven sin aire
Proyecto de silencio que se rompe con el ruido
De los escape, del río, de las palabras en braile,
La señora en camioneta no sabe nada de las hojas

Pero las hojas saben todo de ella y su camioneta.

sábado, 8 de marzo de 2014

Tríptico.

I
Un día
Tu hijo preguntará por mí
Te asustarás.
Hablarás a mi sombra.
De mi espada
De mi inocencia
Me pondrás un nombre cobarde
Uno sin flores.
Te harás la tonta
Como quién no comprende la realidad
Pero la realidad,
puñado de espinas,
siempre lleva razón.
Te harás la tonta,
Pero él lo sabrá
Y armará la historia.

II
A la muerte le dedicamos
Una corona de flores muertas
Para conmemorar la vida
Curioso.
Yo,
A mis flores
(vivas)
 les dedico
este puñado de muertes
Que todas juntas
Arman mi corona de vida.


III
La verdad me pica las muelas
No quiero que me vean llorar
Pero no me escondo
Aún estoy libre de espinas.

lunes, 10 de febrero de 2014

Volveré a morir.

Algún día volveré a morir.
Digo:
A andar sin el miedo seco 
nube de polvo y escombro
Me sacaré de los hombros
El fuego, el barro, el juego
Volveré a morir hermoso
Colmaré de vida la danza
El vientre, la infancia, todo
Tus ojos besarán mi panza
Disconforme de migajas
Cantaré, reiré sin pausa.

Volveré a morir, lo sé.
Será de nuevo lo mismo.
Propongo:
El mismo cuerpo postrado
La misma guerra perdida
El mismo sueño soñado
La misma guerra vivida.
Las armas a mi costado
La misma lluvia caída
Lo mismo, o parecido
La muerte viva a mi lado
El amor que me habita
Mi alrededor ha muerto.

Volveré a morir, lo sé
Lo siento en mi coraza
En este esqueleto falso
En esta cárcel barata
Sobre la piel cansada
La muerte será certeza
Será condena sobre mí.

Moriré, sí, es así, pero:
Moriré hermoso y pleno
Y mis ojos serán tuyos
Dueños de está muerte
Que deseo, que anhelo
Solo en la muerte veré
Lo que hice, lo que fue.
Una flor que despierta
Una piedra movediza
Una nube que alimenta
Una calma escurridiza.

Moriremos juntos, lo sé
Muerte obsesiva y bella
Porque solo somos eso
Somos solos buscando
Rompiendo el silencio
Adivinando el tiempo
Habitando rosas rojas
que mueren siempre
por la misma razón.


Fotos: http://batania.blogspot.com.ar/

viernes, 31 de enero de 2014

Pescaditos de vaca empanados.

           Ahora Flor lo acompañaría a la cocina, pensó, y entre el perfume del aceite del horno, el vino y el tabaco se besarían bajo la luz de una lámpara de bajo consumo. Y todo sería dulce y armonioso como una melodía de Chopin. Y él le pulsaría las costillas con la sorpresiva inocencia de un niño que descubre el sonido de las teclas de un piano. A lo mejor le doblaría los breteles hacia abajo e intentaría torpemente bajarle el vestido, mientras ella soltaba una risa de amor contenida. Y él le besaría la nariz y luego, cansado, intentaría sacarle el vestidito por encima de su cabeza, mientras todo se volvería torpe como un tropiezo de elefante. Y ahí, la luna, curiosa y miedosa, le tomaría las manos y se las llevaría hacia sus tetas. Y dos cuerpos desnudos serían uno, mientras las milanesas se quemaban...

viernes, 24 de enero de 2014

Hoy la boca te olía a pasto…
Pero a pasto de malvones.
Sabía a flores, 
a flores vivas..
Flores plantadas..
Pero lo más lindo, 
No era la imitación de flores
Sino, que eran flores que conocía.

sábado, 18 de enero de 2014

Exacto.

Una excusa, 
una vela encendida.
Un orden, 
una camisa planchada.
Un recuerdo,
el celeste entrecerrándose.
La gloria,
el momento exacto.
Una exactitud,
Nada, nada, nada.
Nada es exacto.

martes, 14 de enero de 2014

viernes, 10 de enero de 2014

Eso.

Es eso;
La baldosa puesta al revés.
Un ladrillo cortado.
El paquete de cigarros boca abajo.
El plato con la rajadura.
¡Se entiende!
Es eso;
La mancha en la pared blanca
pero también la pared sin mancha
Un vestido blanco sin arrugas.
Y la arruga de uno negro.
Es eso;
La línea que no subraya.
Porque todo es igual;
excepto eso.
¿Comprenden?
Les escribo de algo grande.
De algo diferente.
De algo que no encaja.
Les hablo de eso.
Malditos cobardes.


lunes, 6 de enero de 2014

Divina Comedia.

(...) Julio mariquita, maricón, atolondrado. Devora a Cortázar y se aterra con la dulzura de Galeano. Mundo cruel, desatinado. Se usa la Divina Comedia para nivelar la mesa y se toma el amor como un curso acelerado.
(...)

PD: No todo sirve para todo. 
PD II: Más desperdiciado que usar la Divina Comedia para nivelar la mesa.


martes, 24 de diciembre de 2013

Inventario.

Exilio
a Raúl Gustavo Aguirre
Esta manía de saberme ángel,
sin edad,
sin muerte en qué vivirme,
sin piedad por mi nombre
ni por mis huesos que lloran vagando.
¿Y quién no tiene un amor?
¿Y quién no goza entre amapolas?
¿Y quién no posee un fuego, una muerte,
un miedo, algo horrible,
aunque fuere con plumas
aunque fuere con sonrisas?
Siniestro delirio amar una sombra.
La sombra no muere.
Y mi amor
sólo abraza a lo que fluye
como lava del infierno:
una logia callada,
fantasmas en dulce erección,
sacerdotes de espuma,
y sobre todo ángeles,
ángeles bellos como cuchillos
que se elevan en la noche
y devastan la esperanza.
A.Pizarnik. 

Un espacio sin objetos, un espacio que intuye oscuridad, negrura. Un limbo, un lugar que no es el cielo, que no es el infierno, que no es la Tierra, donde no hay leyes claras, donde lo que sucede; sucede porque es instantáneo, sin más explicaciones.
Tres mujeres que no son tres, sino que son una más dos, se miran, se debaten entre sí, se balancean, intentan una coreografía muda. Una mujer que es la suma de otras dos que se disponen, que luchan en un espacio absurdo para decidir quién es quién y cómo se debe ser.
Hay un equilibrio, un orden, hasta que la mujer 1 decide romperlo.  

Mujer 1: A veces me da por llorar, y lloro, mucho, demasiado. Como una boba, sin saber por qué. Tengo miedo de morirme, con el alma vieja y el cuerpo joven. O al revés. No sé. Me da tanta tristeza, que me caigo. (Se cae).
Mujer 2: (Se acerca). Una mujer es, entonces: un trapo de piso. Algo que limpia, que se la pasa por es suelo.
Mujer 3: (Rompiendo el cuadro se acerca a la mujer 1): Que usted se enamorase, no impidió que el mundo siguiese girando. No impidió ninguna guerra, al contrario. Aún hay muertes, hambre, soledades, angustias. Incluso, algunas causadas por algo parecido a lo que siente. Amor que no detiene al mundo. En cambio, el mundo, sí, el mundo, a veces detiene al amor. En algún lugar, lleno de incomodidades, de cosas absurdas, pero también, en un lugar naif, cursi; hermoso.
Mujer 2: Cursi…para mí es una localidad de Italia. Debe quedar como en el taco de la bota.
Mujer 3: ¡Bota de mujer! De pierna de mujer. Cursi, ¡Ha de ser un lugar hermoso! Un lugar donde el amor se regala, ¡se da! En estos sitios, en estas ciudades esclavas de cemento y petróleo, el amor, en lugar de darse, se exige.
Mujer 1: Hermoso era Felipe. (Intenta incorporarse).
Mujer 2: (A mujer 3, con decisión): Hay en el mundo, un grupo obstinado de comedores de perdices. ¡Los perseguiremos! Los odiamos. La felicidad, un día, va a mostrarse como lo que realmente es: “la nada”.
Mujer 3: ¿Perdices? Deben ser como una semillitas pequeñas. Claro, con lo carnívora que somos; olvídate. Me encanta la carne, ¡placer divino! ¡Placer, casi caníbal! Despertarme en el ombligo de un hombre, con la pulsión por ella, por la presa de todas las presas. Llenarme lentamente la boca de sangre.
Mujer 1: ¿Pulsión? Acto pasivo. Hay que habitar otros lugares: mirar, tocar, mostrar. El aprendizaje consiste en aquellos actos, los elementos activos.
Mujer 2: Enfocar la energía sexual hacia el autodescubrimiento, ¿no sé si usted me entiende? El conocimiento de la realidad.
Mujer 3: Claro, realidad: el asesino de gatos. La curiosidad sexual es netamente humana, condición femenina.
Mujer 1: Pero la curiosidad mató al gato.
Mujer 2: Pero al menos el gato murió sabiendo.
Mujer 1 se deja caer, se deja vencer por las palabras. La mujer 2 intenta pisarla, no dejarla levantar.
Mujer 2: Parece que hoy también vas a tomar vino con llanto.
Mujer 1: Lo prefiero…con soda…
Mujer 3: Un susto y un hielo. Pobre, dejala, ¿sabés que a veces se compra flores e  imagina que se las mandaron? La he visto, la he oído, llama por teléfono a las florerías y pone otra voz, finge la voz de hombre, ronca y tose como un fumador de cigarros negros y pide que le envíen una docena de rosas.
Mujer 2: ¡Pobre idiota! Es débil, la convencen con una imitación de rosa.
Mujer 3: La he visto jugar con margaritas, las trata con tan poco cariño que las desarma. ¡Ay, de ella! Las flores se desarman si las tratás sin cuidado.
Mujer 2: Te tenés que querer un poco vos, no alcanza con que te queramos nosotras. (Finalmente la deja escaparse).
La mujer 2 le trae una silla, y la invita a sentarse.
Mujer 1: A veces siento que está silla no me pertenece. Pienso: “Mi culo no es digno de este asiento”.
Mujer 3: La dignidad es un asunto de dos o más cosas, pero pierda cuidado, no la someteremos al juicio de tratar de comprender si su culo merece un asiento más digno, o si es el asiento, quién merece un mejor culo.
Mujer 2: No hay con qué darle (a la mujer 2), entre los ciegos el tuerto es rey, pero también es poseedor de una virtud inútil. ¿Para qué se quiere un ojo, si no puede encontrar la forma de compartir lo visto? Deslumbrarse con lo que se puede observar del mundo, todo para descubrirse tan solo.
Mujer 1: ¡Con palabras! ¡Idiota!
Mujer 2: Las palabras se las lleva el viento, y es el viento mismo, caprichoso y fuerte, quien se encarga de darle orden y sentido. (La mujer 3 acota: ya se lo hemos dicho anteriormente). Lo importante son los actos.
Mujer 3: Y lo escrito, porque lo escrito permanece.
Mujer 2: La virtud no habita la posesión. La palabra es un soga que nos enreda; acéptelo.
La mujer 2 toma una soga y con ayuda de la mujer 3 comienza a pasarla entre la mujer 1 que permanece sentada, tratando de seguir el ritmo de las palabras.
Mujer 1: Pero, es que somos una coraza…un envase…particularmente bello si se tiene la fortuna…pero lo importante…
Mujer 2: (Interrumpiendo). Ni lo intente. Por dentro son horribles, todos y cada uno de ellos, lleno de órganos babosos, desagradables al tacto y a la vista, plagado de colores rojizos, azulados blancos (con asco). Aunque funcionales. Por eso es que la mente, y todo aquello sobre lo que quiere hacernos debatir; sigue los lineamientos de lo que ve.
Mujer 3: El cuerpo humano es una máquina fascinante.
Mujer 1: Pero es que es un pasaporte, es el negro y el blanco juntos, pero separados. Lo amo, y lo odio, que es lo mismo, pero aún con más intensidad.
Mujer 2: No entiendo.
Mujer 1: Hablo de un amor perro: Baboso, peludo, con el hocico negro y húmedo. Amor que muerde las tapas de las biromes y mis zapatitos de mujer. Amor que despedaza las tapas de los diarios que quisimos leer para comprender la realidad. Porque hablo de un amor sin realidad, amor de locos, un amor que se viste con camisas de fuerzas y se aprieta las tiras. Un amor loco, y por loco, libre.
Mujer 3: (Un tanto conmovida). Locura y libertad que creemos sinónimos.
Mujer 2: ¡Basta! ¿Hablás de algo sucio? ¿Algo pornográfico? ¿Con muchas poses, con consoladores, con cuero, látigos, aceites?
Mujer 1: No, amor que es limpio, sea como sea, por naturaleza. Porque ella es limpia. Un árbol veteado de tierra, telarañas y rastros de alas de mariposas es natural, no es sucio. En cambio, un auto dominado de cenizas y polvillo, eso sí; es suciedad.
Mujer 2: No hay caso, Dios nos da todo pero siempre falla en algo, mirala, le hace falta más teta.
Mujer 3: ¿Cantidad?
Mujer 2: No, volumen. Debería operarse.
Mujer 1: Me gustaría tener un poco más. Pero me da miedo. No, perdón, no es miedo, quiero que sea algo natural. No quiero levantarme un día y ser tetona, rebalsar el corpiño de golpe. ¿No habrá alguna posibilidad de que vayan creciendo de a poco? Estaba pensando, ¿si se lo pido al gauchito Gil?
Mujer 2: ¡Pedir! Mujer, un inventario de pedidos sordos… 
Mujer 1: Una mujer, alma que no decide, entre tragedia y comedia. Soy comedia, también cuando lloró, cuando la risa besa las amapolas que amé, los labios que rocé. La tragedia que construí como una tonta, cuando me desboqué las trenzas como una nena enamorada sin prever lo que vendría luego, ni comprender lo que realmente estaba sucediendo. El miedo que paraliza los músculos ante una caja inédita, rellena de fantasmas del pasado. ¿Quién te ha puesto dentro, alma mía? ¿Quién ha intentado no perecer entre las flores del entierro y el sulfuro, y el azufre?