Esta
ventana, a veces, se hace enorme, como si el cielo mismo se fuera a acercar y
comerme con sus dientes de nube blanca, o pasarme la lengua de pasto verde por
la mandíbula. Otras, se vuelve tan pequeñita que apenas me deja espacio para
sacar un ojo. Prefiero hacerlo con mi ojo izquierdo, lo elijo, lo prefiero al
derecho.
Mis
ojos son asimétricos, uno es enorme e indominable, casi como si no me
perteneciera. Pero, a pesar de ello, le creo todo, le consuelo sus imágenes
tristes con la total aceptación de lo que me representa, del entramado
ingenioso que me convida. En cambio al otro, con el párpado hinchado, el iris
irregular e indefinible entre marrón oscuro y claro, no le creo, no me trago
ninguna de las cosas que intenta meterme en el cerebro. Desconfianza de algo
que parece mío, que ha estado conmigo desde siempre y sin embargo, siento que
intenta traicionarme, intenta hacerme ver las cosas a su modo.
Lo
interesante es el contraste, como se manejan uno independientemente del otro.
Mis ojos no hablan el mismo idioma, no se entienden entre ellos, son compañeros
que me acompañan mostrándome las cosas desde dos perspectivas diferentes, y
aquello que llamo libertad, es simplemente el hecho de poder aceptar una en
lugar de la otra. Así es la vida.
2 comentarios:
Que tema la libertad... (aunque no estoy segura de que sea "el tema" de este texto). Las elecciones nos hacen libres pero ¿hasta dónde? o mejor dicho ¿desde dónde?
Definitivamente poder elegir lo que una ve debe de ayudar.
¡salú!
Lucía
Qué lo parió!.. Mientras que no le pase como al oso...
( http://4.bp.blogspot.com/-S4cjTHH24vI/US9XNoVGA4I/AAAAAAAAE6E/w362oLvrkeU/s1600/oso+bipolar.gif )
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