No deseo ser realista, pretendo escribir música pero con palabras, porque los recuerdos suceden con música. Tengo trucos en el bolsillo y cosas bajo la manga, pero no quisiera ser un prestidigitador común. Pese a todo, no he podido determinar, si quiero mostrarles la verdad con la apariencia de la ilusión, o por el contrario, la ilusión con la apariencia de la verdad.....las palabras me preceden, me sobrepasan. Tengo que tener cuidado: sino las cosas se dirán sin que yo las haya dicho. Así como un tapiz está hecho de tantos hilos que no puedo resignarme a seguir solo uno....mi enredo surge porque una historia está hecha de miles de historias....



miércoles, 23 de mayo de 2012

Como Dios manda.


En la esquina de Medrano y Rivadavia hay un bar. Yo estoy ahí, mirando. Como se mira el tiempo: sin observar el reloj. Y los veo, porque mirarlos es mirar la hora, lo que sucede, el pulso de la vereda, la el nudo de la calle.
Son dos. Se miran y se besan. Son besos sin trampa, con principio de vuelo bajo para luego elevarse, andar por el aire calmo, liviano y lento.
Confundidos, complotados. No puedo apreciar donde termina ella, donde empieza él. Se mienten cosas tan lindas que podrían hacerse verdad.
Como Dios manda. Ellos se besan como Dios manda.
Yo no sé si Dios así lo manda, no he tenido ninguna epifanía acerca de esto. Tal vez, Él prefiere quedarse al costado, como casi siempre parece. Pero ni mierda, si Él manda hacer cosas así, pues tal vez deberíamos ir a tomar un café o un whisky algún día. Sospecho que podemos hacer grandes negocios.

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