A veces me pasa.
A veces me quiero tonto. No me quiero. Me olvido.
De Galeano, de Sartre, de Cortazar, de Zola, de Bioy Casares, de Beckett, de
Saramago, de Hesse, de Tenessee Williams, de Wilde.
A veces me pasa. Ahí me siento vacío, y nada. Sí,
nada. Al tiempo me entusiasmo. Y pienso con qué demonios me voy a volver a
llenar; para volver a sentirme tan vivo que me vengan ganas de cosas raras,
revolucionarias, como enamorarme.
A veces pasa que me revoluciono. Me enamoro. Me
pongo rabioso, y me ocupo de las flores, defiendo a las hormigas, me dedico a
seducir a las cerezas y salgo a la calle a tirarle papel picado a las señoritas
de rulos. Pero luego se me pasa, me vacío, me olvido, me aburro.
Entonces las hormigas, las flores, las cerezas y
las señoritas de rulos me resultan insípidas y en blanco y negro. Hasta que
aparece; la letra sumada a la otra y a la otra.
Vivir; termina siendo eso, ir vaciándose de a
poco, goteando, ir desinflándose, con la única obligación de volver a llenarse
luego. Suelo dudar que vivir sea eso, pero me es ¡irrenunciable!
2 comentarios:
Me gustó. Leerlo me "llenó"un poquito mas... Vendrá la época de vaciamiento para dar de nuevo lugar a llenarme con nuevas letras... Mónica
¡Me encantó! Y no porque en algunas ocasiones sea la señorita de rulos insípida sino porque últimamente me quiero tonta,tonta,tonta...
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